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acuérdate de mí­ (en los dí­as de tu juventud)(?)



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¿Qué me dieron?
Existen muchas divisiones de las drogas. A. Porot, por ejemplo, las clasificó en “fatalmente adictivas” (opio, mariguana, cocaína) y drogas que “sólo producen hábito” (tabaco, cafeína, alcohol). Antonio Escohotado, infinitamente más sensible, las divide entre aquellas que alivian un dolor, un sufrimiento o un desasosiego (sedantes: morfina, heroína, somníferos, alcohol); aquellas que alivian la pereza, la impotencia y el aburrimiento (estimulantes: cafeína, cocaína, anfetaminas) y aquellas, finalmente, que sacian la curiosidad intelectual, los anhelos del corazón (éxtasis, LSD, mariguana, hongos). En estas notas son drogas recreativas a las que consumimos en antros o en reventones; las que enardecen nuestro ánimo y, a veces, nos permiten bailar muchas horas. La larga lista incluye el GHB (liquid ecstasy, según los dílers ingleses), la ketamina (Special K para sus fans, stupid powder para sus detractores), las anfetaminas, el alcohol (por cierto: una de las más adictivas y la única recreativa legal en México), la mariguana, el LSD, la cocaína y el éxtasis, creado hacia 1912, recobrado por Alexander Shulgin (persona #2 del top 100 de la nueva música, según la desaparecida Revolution) y resurgido para siempre en el verano inglés de 1988.

En esta guía he optado por la revisión de la mota, la tacha, la coca y el ácido. Son ilegales y son las más comunes en los antros y los reves de la ciudad de México (aunque no es difícil hallar ofertas de cualquiera del grupo mencionado). El impulso proviene de varios puntos: la drugs issue anual de Mixmag, la Q on drugs, el inspirador capítulo “The dj as outlaw” de Last night a dj saved my life, las atendibles recomendaciones de DanceSafe, Aprendiendo de las drogas de Antonio Escohotado y la experiencia personal. No busco la totalidad ni siquiera la comprehensión: mejor la urgencia, la utilidad.

¿Quién soy, dónde estoy?
No es poco común que el ser humano transfiera a las drogas cualidades morales que evidentemente, ya que son polvo o plantas o gotas, no tienen. Y, en general, las campañas antidrogas nos dicen: si consumes una droga (ilegal, claro, con las legales, convenientemente, no tienen mayores problemas) te vas a hacer adicto o te vas a morir. No apelan al sentido de la responsabilidad sino al miedo. Infieren que un chavo es un pelele inerte, incapaz de gobernar sobre su cuerpo, de aceptarse como un ser curioso e inteligente. Nunca nos recordarán que las razones de la dependencia farmacológica no son distintas de las que nos llevan a dependencias sociales, higiénicas o sentimentales. Nunca nos dirán que la cocaína ha permitido obras bellísimas como Station to Station de Bowie, la heroína piezas magistrales como el unplugged de Nirvana o el ácido intensidades como Se está haciendo tarde de José Agustín. Nunca que hay drogas, como el ácido, que nos pueden conectar con la naturaleza o, como la tacha, que efectivamente son un atajo hacia la felicidad. Una felicidad que compramos, es cierto, pero también lo es que hay mujeres y hombres cuya felicidad consiste en unas botas o en un saco o en ser totalmente Palacio.


Lo que ofrecen estos posts es información (libre de prejuicios, ojalá): el ácido te puede hacer esto hoy, la coca esto en unos años, deliciosa o dolorosamente. No hay intenciones mesiánicas, pero he agregado un par de consejos por si decides experimentar con alguna de estas drogas. También, en un pequeño apartado, algo de la música que ha surgido o se ha referido a ellas. Suerte.

Juventud en éxtasis

Pura coca

Mi vida en ácido

Mucha mota

La última y me largo


  • EL PROFILE (COMPLETO)
    BREVE MANIFIESTO ANTROBIÓTICO

    THE SPECTATOR

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    DANZA CON LOBOS

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    ERECCIONES Y HUMEDADES LAS QUEJAS DEL JOVEN WERTHER PURA POESÍA TRADUCIR/SER OTRO DRUNK, THAT'S ALL GLOTONERÍAS ANYBODY FANCY A LINE? LA LISTA ANTROBIÓTICA

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