el protagonista, un chavito como de 11 años –en realidad era yo, de niño actor–, llega con su familia a vivir a una casa destartalada a medio camino entre dos smalltowns gringos. en la primera exploración de su casa, encuentra junto a la puerta del clóset un hoyo como de clavo grande que atraviesa toda la pared; alrededor está manchado de sangre. el papá le dice: es que, dicen, aquí un hombre torturó y mató a su hijo hace 50 años... cuando empieza a amanecer, al día siguiente, el chavito vuelve al hoyo, le pasa los dedos alrededor: en la banda sonora comienzan a oírse golpes, primero lejos, luego más altos y contundentes. el chavito voltea y puede ver lo que sucedía en ese cuarto hace 50 años. un tipo [kevin bacon], furioso, le hace pequeñas perforaciones a un niño, como de 4 años, en el pecho y en la frente, con un tornillo [davy se llama el niño]; lo lleva al baño, lo sana, le hace más perforaciones, ahora en las piernas. llantos y bacon: “¡¡cállate, imbécil, cállate!!” el chavito se lanza contra él, pero esa realidad anacrónica es intangible: no puede golpear ni tocar nada; [aquí pasa algo en el sueño, pero lo he olvidado] ha pasado un día o una tarde: bacon siente la presencia del espía del futuro y, mediante un esfuerzo mental extremo, alcanza a ver al chavito; el chavito comprende y se echa a correr; vemos a bacon hacer un esfuerzo mental más cabrón: en su carrera el chavito tira un florero: el poder mental del tipo lo ha traído ya físicamente a su realidad. el chavito sale de la casa y, en efecto, está en 1957; afuera el padre de bacon [john mahoney, miscast], un nacazo hiperborracho, trata de decir algo; el chavito corre un par de cuadras, recapacita “no puedo dejar que muera davy”, regresa a la casa, sube las escaleras, bacon lo está esperando.
–¿dónde está davy?
–¿de veras quieres saber? búscalo –y señala con la mirada una mochila de escuela, amarilla, llena de pequeños bultos, tal vez el cuerpo de davy, en pedazos.
–no, dios mío, no –y el chavito corre a levantar la mochila: se cae el contenido, que es calabazas, frutas.
–¡pendejo! ¿no entiendes nada? dios no tiene que ver con nada; esto es del diablo, ¡del diablo!
entonces se escucha un estertor, un llanto último; el chavito voltea y junto a la puerta del clóset, atornillado de la frente, cuelga el cuerpo de davy, todo lleno de hoyos por los que se le ven entrañas, huesos.
–¡pendejo! –vuelve a gritar bacon–, ¡del diablo, del diablo!
fue enterrador. comía como rey: jabalíes cerdosos, obras de pastelería, aves, cocineros, pasteleros. más vino se derramaba bajo su mesa que lo que muchos tienen en sus cavas. una fantasía, no un hombre.
borges cita frases populares: “¿por qué no te metés a un pozo y oís música de tierra adentro?”; “¿por qué no te hacés hervir y después te tomás el caldo?” comenta: “¿qué le pasa a buenos aires? está muy inventivo”.
borges, citando a sus sobrinos, dice de maría rebeca peña: “una chica que está en onda”.
cuando fui a la colina
me dijeron cuerpo a tierra
como no les hice caso
me mandaron a la mieeer
manita toca el piano
con el profesor pirulo
cada vez que se agachaba
le miraba todo el cuuuul
pa de un malentendido...
josé se llamaba el hombrecf. poesía erótica del siglo de oro de jammes.
y josefa la mujer
y’eso de la medianoche
se ponían a jooooo
sé se llamaba el padre.
va la gente al almacén, pide vino y en un platito, al lado, le ponen hojas de coca, como aquí te ponen aceitunas. la gente saca el tallo, que es duro, y amontona hojas en un lado de la boca: parecen con dolor de muelas… con unas hojas de coca y una botella de vino puede uno pasarse la noche. la coca es digestiva, te quita el hambre, te serena, te cura la puna…
¿dónde está mi barrio, mi cuna querida?
¿dónde la guarida, refugio de ayer?
borró el asfaltado, de una manotada,
la vieja barriada que me vio nacer...
en la sospechosa quietud del suburbio,
la noche de un triste drama pasional
y, huérfano entonces, yo, el hijo de todos,
rodé por el lodo de aquel arrabal.
puente alsina, que ayer fuera mi regazo,
de un zarpazo la avenida te alcanzó...
viejo puente, solitario y confidente,
sos la marca que, en la frente,
el progreso le ha dejado
al suburbio rebelado
que a su paso sucumbió.
yo no he conocido caricias de madre...
tuve un solo padre que fuera el rigor
y llevo en mis venas, de sangre matrera,
gritando una gleba su crudo rencor.
porque me lo llevan, mi barrio, mi todo,
yo, el hijo del lodo, lo vengo a llorar...
mi barrio es mi madre que ya no responde...
que digan adónde lo han ido a enterrar!
brocken sabrá mejor que yo qué quieren decir todas estas cosas.
etc etc etc
culmina [el tipo se refiere al colmo de los “errores”] en una pieza musical famosísima que popularizó celia cruz (q.e.p.d.) y que dice más o menos así: tongo le dio a borondongo / borondongo le dio a bernabé / bernabé le pegó a muchilanga, le dio a burundanga, / le jincha lo pie. allí nada tiene sentido, menos el final con eso de le jincha lo pie.
-------------
DANZA CON LOBOS-------------
ERECCIONES Y HUMEDADES-------------