El naoalli propriamente se llama bruxo: de noche espanta à los hombres, chupa à los niños por su natura, bébeles la sangre por las sienes; es maléfico, pestífero, haze daño à los cuerpos con los dichos hechizos, y saca de juizio. El hombre que tiene pacto con el demonio se transfigura en animales, y por odio dessea la muerte à otros; usa maleficios contra ellos: hechizería; en él se junta toda la pobreça y miseria: anda lacerado. El hombre perdido es desatinado y atontado en todo, lisiado en alguna parte del cuerpo, amigo de las cosas que emborrachan al hombre: anda como endemoniado: no teme a nadie, ni respeta, se pone en qualquier riesgo; siempre peligra. El moço desbaratado anda como enhechizado, como beodo; fanfarronea mucho: no puede guardar secreto; es amigo de mugeres, está perdido en las cosas que desatinan à los hombres, como los malos hongos y algunas yerbas que sacan al hombre de su juizio. El viejo putañero es de poca estima, de mala fama, necio. El sodomético es abominable, detestable, nefando; digno de quien rían las gentes: en todo se muestra mugeril, afeminado, en el andar, en el hablar, en el dançar, y parece que seduce: haze del ojo. El que tiene dos sexos, el que tiene natura de hombre y natura de muger, el qual llámase hermafrodita, es hombre monstruoso: muger monstruosa; tiene supinos, y amigas, y amigos, y criadas, y tiene gentil cuerpo: como hombre habla, y anda como varón; píntase como muger pero es vellosa; usa dentrambas naturas, dentrambos sexos, con mugeres y con hombres aunque es enemigo destos. El alcagüete dizen las gentes desta tierra ques como un ratón: anda à escondidas engañando à las mugeres; e para engañallas tiene linda plática: es rhetórico; tiene muchos halagos y embustes, que parece que embauca à las mugeres; y sus palabras son comparadas con las flores desta tierra, ò con las rosas, ò con las mariposas que llaman xochipapálotl, que son muy pintadas, muy coloradas, à las mil maravillas: atraen y aplazen con su hermosura. Y assí haze cada uno destos à las mugeres andar vanas, atónitas, desvanecidas. Assí son los hombres malos desta Nueva España.
El tigre anda y bive en las sierras y entre las peñas y riscos, y también en el agua. Es noble, y dizen es príncipe y señor de los otros animales. Y es avisado y recatado, y regálase como el gato, y no consiente trabajo ninguno; y tiene asco de ver cosas sucias y hediondas, y tiénese en mucho. Es baxo y corpulento, y tiene la cola larga, y las manos son gruessas y anchas, y tiene el pescueço gruesso. Tiene la cabeça grande; las orejas son pequeñas; el hucico gruesso y carnoso, y corto, y de color prieto; y la nariz tiene grasienta; y tiene la cara ancha, y los ojos relucientes como brasa; los colmillos son grandes y gruessos; los dientes menudos, chicos y agudos; las muelas anchas de arriba; y tiene uñas largas y agudas; tiene pescuños en los braços y en las piernas; y tiene el pecho blanco; tiene el pelo lezne. Y regaña y muerde y arranca con los dientes, y corta; y gruñe y brama. El tigre blanco dizen ques capitán de los otros tigres, y es muy blanco.
La propriedad del tigre es que come animales, como son ciervos y conejos, y otros semejantes. Es regalado, y no es para trabajo; tiene mucho cuidado de sí: báñase. Y de noche ve los animales que ha de caçar; tiene muy larga vista, aunque haga muy escuro, y aunque haga niebla, ve las cosas muy pequeñas. Quando ve al caçador con su arco y saetas, no huye, sino siéntase mirando hazia él, sin ponerse detrás de alguna cosa ni arrimarse à nada. Luego comiença à hipar; y aquel ayre enderéçale hazia el caçador à propósito de ponerle temor y miedo, y desmayarle el corazón con el hipo. Y el caçador comienza luego à tirarle, y la primera saeta, ques de caña, tómala el tigre con la mano y házela pedaços con los dientes, y comiença à regañar y à gruñir; y echándole otra saeta, haze lo mismo. Los caçadores tenían cuenta con que no havían de tirar al tigre más de cuatro saetas; ésta era su costumbre ò devoción; luego el caçador se daba por vencido; y el tigre luego comiença à espereçarse y à sacudirse y à relamerse. Recógese y da un salto como volando; se arroja sobre el caçador; aunque esté lexos diez ò quince braças, no da más de un salto. Va todo enerizado, como el gato contra el perro; luego mata al caçador, y se lo come. Mas el caçador diestro devierte el tigre, y hiérele. Y luego el tigre da un salto hazia arriba, y tornando à caer en tierra, tórnase à sentar como estaba antes. Y allí muere asentado sin cerrar los ojos. Aunque está muerto, parece bivo.
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DANZA CON LOBOS-------------
ERECCIONES Y HUMEDADES-------------