felanitx, mallorca, enero 2004
spat Thursday, October 04, 2007 by alonso ruvalcaba | mándalo por mail 

las playas de la isla se han vaciado de turistas, en los antros se puede volver a bailar, pero en una granja de felanitx, a donde he venido a buscar no sé qué absurdo pasado de índole sexual, sucede la matança: tres tipos arrastran a un puerco, feo, pecoso, atado de los tobillos, hasta una plataforma; ahí, un granjero le jala la cabeza con un gancho; el cerdo piensa un segundo, deja de luchar, quién sabe por qué; el granjero encarna el cuchillo arriba del pecho y corta todo el camino hasta la barbilla; mana sangre; el puerco vuelve a luchar por sus últimos minutos, grita, aúlla; resbala, pero no sobre su sangre, que hay que recolectar, sino sobre su desesperación; luego muere. y ya. lo convirtieron en sobrasada, en chuletas, en chicharrones, en salchichón, en morcillas, en queso de puerco, en cualquier cosa. yo fumaba mientras. salimos inquietos de ahí; fuimos a deià, en auto, viendo las montañas acercarse a nosotros a 120 kilómetros por hora (catalina manejaba bien), y dejamos atrás el llano y subimos las imposibles carreteras de la tramontana: largas filas de algarrobos como tropeles de niebla; el paisaje de estos pueblos –banyalbufar o valldemossa–, construidos como terrazas pendientes de una sierra que desemboca en el mediterráneo, vertiginoso, se parecía a un clavadista a punto de lanzarse a un mar indiferentemente azul. nos detuvimos a comer en can jaume [vía arxiduc luis salvador s/n, deià]: caracoles con all’ioli y arroz brut, que trae puerco, pollo, cordero, azafrán; y la sencilla perfección de una lechona rostizada con papas. nos emborrachamos. subimos un poco más hasta un cementerio pequeñito. ahí estaba la tumba de robert graves, que decía nada más: “poeta. 1895-1985”. otro cigarro y entonces todo: yo, graves, catalina, el coche, los algarrobos, la sangre del cerdo, la plataforma, el gancho y el cuchillo, la piedra horizontal, todo es parte del paisaje.
más piggy confessionals: why food writers are obsessed with pigs?
el mango que te gusta es amarillo
ancho jugoso sápido y carnoso
es fruto del edén es veleidoso
te lo comes te excita ¡qué manguillo!
su jugo en tus sentidos es martillo
que da en tu nuececita y sudoroso
te dejas penetrar por tumultuoso
evento que te cruza hasta el tobillo
te gusta el mango grande y bien maduro
piel delicada carne sin fibritas
que chupes y te lleve en claroscuro
al mundo de felices trogloditas
donde sólo es verdad el hueso duro
que te encanta y te duerme las manitas
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abrazo
déjenme adivinar...
...no creo que lo logres
Me ha gustado mucho este post aunque no logre adivinar. Saludos!
hola budokan, muy bien verte por acá. ¿qué es lo que no logras adivinar?
Quizás si tu paisaje lo moviésemos a Centroamérica, pongamos Costa Rica, a cambio de absurdo pasado encontrarías alegre futuro, a cambio de una tumba, una rumba y por cerdo un tepezcuincle, no se si la rumba y el futuro sean importantes para tí pero no desprecies la idea del tepezcuincle.
Si budokan se refiere a la pregunta de "por qué los escritores de comida están obsesionados con el marrano?", me uno... por qué?
en el clavo: alonso, ilustre roedor, no es tanto lirón como tepezcuincle.
propongo quel anónimo discuta uno. según ésto lo hay acá.
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vivimos el momento en quel mundo realmente parece desmoronarse. chale.
en algunos lugares soy considerado una peste, sí.
Una vez asados o en salsa no hago muchas distinciones entre roedores, saurios o cerdos
y
no se hable más de tan penoso asunto
avísenme cuando anden por acá