Eu nunca guardei rebanhos


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acuérdate de mí­ (en los dí­as de tu juventud)(?)



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En la ciudad que crece como una horrible colonia de termitas, en la ciudad que nos rompe y a la que nosotros rompemos, la ciudad obra de un demiurgo infinitamente imperfecto, es casi imposible sentir el pálpito de la naturaleza: acaso un perro dormido bajo el lacerante sol de las dos de la tarde, poco más. Alberto Caeiro se abre al campo físico y parece celebrarlo (el verbo parecer no es demasiado arbitrario; incluso el poema en sí no es lo que parece); su poema tiende a la expansión. Pero no se engaña: cada una de estas cosas: los corderos esparcidos por la colina o la noche que entra como una mariposa por la ventana son hermosos porque nosotros les imponemos esa cualidad. Es el colmo del pesimismo: la puesta de sol sólo es triste en nuestra imaginación. As pedras não são poetas, são pedras...

[Raul da Silva y yo comenzamos esta traducción, como una bobagem, en 2001: él quería aprender español y yo portugués; le dejamos algunos huecos. Luego la olvidé o la perdí, y volví a hacerla en esta semana. Como siempre, el original está acá; aquí hay un pdf con O guardador de rebanhos, el volumen, entero.]


Yo nunca guardé rebaños
pero es como si los guardara.
Mi alma es como un pastor,
conoce el viento y el sol
y anda de la mano de las estaciones,
siguiendo, viendo.
Toda la paz de la Naturaleza sin gente
viene a sentarse a mi lado,
pero yo me quedo triste como una puesta de sol
en nuestra imaginación,
cuando se enfría el fondo de la planicie
y se siente que entra la noche
como una mariposa por la ventana.

Pero es sosiego mi tristeza
porque es natural y justa
y es lo que debe estar en el alma
cuando ya piensa que existe
y las manos cogen flores sin que ella se entere.

Como un ruido de cencerros
más allá de la curva del camino
mis pensamientos están contentos.
Sólo me apena saber que están contentos
porque, si no lo supiera,
en vez de estar contentos y tristes
estarían alegres y contentos.

Pensar incomoda como andar en la lluvia
cuando el viento crece y parece que llueve más.

No tengo ambiciones ni deseos:
ser poeta no es una ambición mía,
es mi manera de estar solo.

Y si deseo a veces,
por imaginar, ser corderito
(o ser el rebaño entero
para andar esparcido en la ladera
y ser muchas cosas felices al mismo tiempo)
es sólo porque siento lo que escribo en la puesta de sol
o cuando una nube pasa la mano sobre la luz
y afuera corre un silencio por la yerba.

Cuando me siento a escribir versos
o, paseando por caminos o veredas,
escribo versos en un papel que está en el pensamiento,
siento un cayado entre las manos
y veo un recorte de mí
en la cima de un otero,
vigilando mi rebaño y viendo mis ideas
o vigilando mis ideas y viendo mi rebaño,
sonriendo vagamente como quien no comprende
lo que se dice y quiere fingir que comprende.

Saludo a todos los que me leerán
quitándome el amplio sombrero
cuando me ven frente a mi puerta
y la diligencia alcanza la cima del otero.
Los saludo y les deseo sol,
y lluvia cuando la lluvia es necesaria,
y que sus casas tengan
al pie de una ventana abierta
una silla predilecta
en que se sienten y lean mis versos.
Y que al leer mis versos piensen
que soy cualquier cosa de la naturaleza
–un antiguo árbol, por ejemplo,
a cuya sombra de niños
se dejaban caer, cansados de brincar,
y limpiaban el sudor de la frente caliente
con la manga del delantal rayado.

Lisboa, 1911-1912


7 comments

  1. Blogger grabiel 

    Si más de uno te odió por aquello del amor, entonces es mi turno, porque Alberto Caeiro siempre es un triste recordatorio. Uno de sus contemporáneos -Fernando Pessoa- escribió al final de un poema cortitito "Vivir es no conseguir". Recuerdo que, al leer eso una tarde tristísima en mi cama, no pude sino cerrar el libro y tumbarme a dormir. No desperté sino hasta la mañana siguiente. Pero, regresando a Caeiro, a ver qué te parecen estas líneas (de la misma serie):

    X
    "Hola, guardador de rebaños,
    ahí el borde del camino,
    ¿qué te dice el viento que pasa?"

    "Que es viento y que pasa,
    y que ya pasó antes,
    y que pasará después.
    ¿Y a ti qué te dice?"

    "Mucho más que eso,
    me habla de muchas otras cosas.
    De recuerdos y saudades
    y de cosas que nunca fueron."

    "Nunca oíste pasar el viento.
    El viento sólo habla del viento.
    Lo que le oíste es mentira,
    y la mentira está en ti."

  2. Anonymous Anonymous 

    En igual tenor, a Pessoa's Alexander Search le deberemos siempre "De nuestro amor la imagen cruzará los tiempos..."

  3. Blogger alonso ruvalcaba 

    ah! qué se le va a hacer. claramente estaremos nada más nosotros aquí en corto así que me voy a permitir copiar este textito:

    Dizes-me: tu és mais alguma cousa
    Que uma pedra ou uma planta.
    Dizes-me: sentes, pensas e sabes
    Que pensas e sentes.
    Então as pedras escrevem versos?
    Então as plantas têm idéias sobre o mundo?

    Sim: há diferença.
    Mas não é a diferença que encontras;
    Porque o ter consciência não me obriga a ter teorias sobre as cousas:
    Só me obriga a ser consciente.

    Se sou mais que uma pedra ou uma planta? Não sei.
    Sou diferente. Não sei o que é mais ou menos.

    Ter consciência é mais que ter cor?
    Pode ser e pode não ser.
    Sei que é diferente apenas.
    Ninguém pode provar que é mais que só diferente.

    Sei que a pedra é a real, e que a planta existe.
    Sei isto porque elas existem.
    Sei isto porque os meus sentidos mo mostram.
    Sei que sou real também.
    Sei isto porque os meus sentidos mo mostram,
    Embora com menos clareza que me mostram a pedra e a planta.
    Não sei mais nada.

    Sim, escrevo versos, e a pedra não escreve versos.
    Sim, faço idéias sobre o mundo, e a planta nenhumas.
    Mas é que as pedras não são poetas, são pedras;
    E as plantas são plantas só, e não pensadores.
    Tanto posso dizer que sou superior a elas por isto,
    Como que sou inferior.
    Mas não digo isso: digo da pedra, "é uma pedra",
    Digo da planta, "é uma planta",
    Digo de mim, "sou eu".
    E não digo mais nada. Que mais há a dizer?

    nada, mi querido pessoa, no hay nada más que decir.

  4. Anonymous Anonymous 

    Una maldita chingoneria, caray.

    Lo lei en voz alta (pero bajita, en la oficina) y fue como un arrullo...

    Mi silla predilecta es como esos bastones que se convierten en banquito. Te los rentan en los museos para que te sientes cundo te haga falta.

  5. Anonymous Anonymous 

    Alonso:
    En efecto, las cosas se vuelven buenas o malas, santas o pecaminosas, feas o hermosas, en gran medida como resultado de esa epidemia de convenciones a las que llamamos, según nos convenga, civilización, cultura, sociedad o cosas peores. Pongo por aquí fragmentos de un texto de Allan Bloom, en cierta forma alusivo al tema:
    "La ley transforma a los hombres hasta un punto que muchos dudan si existe eso que llamamos naturaleza humana. (...) La construcción de lo humano tiene mucho que ver incluso con nuestra percepción de las cosas que parecen, de una manera nada ambigua, más naturales. Los hombres ven la hermosa puesta de sol, el noble río, la aterradora tormenta o la vaca sagrada. Para conocer estas cosas debemos separar lo que les pertenece de manera natural de lo que la opinión les ha añadido. La poesía tiende a mezclar en las cosas los elementos naturales y convencionales; y seduce a los hombres de una manera que ya no ven las costuras de unión de esos dos elementos."
    Sobre si lo anterior es cosa buena o mala, podría discutirse un buen rato. No sé si alguien se quiera acomedir a ello; yo no. En cambio,
    pienso en que la poesía nos brinda con frecuencia esa puerta -¿falsa, fundamental?- para escurrirnos de la vida cuando ésta se vuelve insoportable. ¿No dice Ballagas algo así como "Si pregunta por mí, dile que he muerto, y que me pudro bajo las hormigas (...) Dile que me he vuelto una rosada caracola, dile que voy del azafrán al lirio"?
    Un abrazo.
    P.S. Me quedé pensando en si ese profundo sueño de chabelo es dios no fue, a la postre, una merced de la poesía: un poco de opio para descansar una mente torturada en algo tan inocuo como el reposo. ¿No dice Shakespeare algo sobre "dormir, quizá soñar", tal vez como un refugio -un plan B- ante la profundidad insondable del "ser o no ser"?

  6. Anonymous Anonymous 

    Gracias por la mariposa. Tienes razón... quizá es el clima. Descubriste mi obsesión. No con el amor, sino con un amor, ¿pero quién no la tiene?... joder.

    Me gustó todo el texto, pero en especial esta frase:

    "ser poeta no es una ambición mía,
    es mi manera de estar solo..."

    Creo que la poesía, más que en las palabras, radica en esa intención.

    Un abrazo.

  7. Anonymous Anonymous 

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