
en el capítulo cxl de la historia verdadera de la conquista de la nueva españa, que relata “cómo fue gonzalo de sandoval á tlascala por la madera de los bergantines, y lo que más en el camino hizo en un pueblo, que le pusimos por nombre el pueblo morisco”, cortés, en su vuelta vengativa sobre tenochtitlan, manda a sandoval a tezcuco por madera para construir un cerco y le pide que pase por un pueblo –“que en nuestra lengua le pusimos morisco”–, donde habían muerto cuarenta y tantos españoles, y que no “dexase aquel pueblo sin buen castigo”. pero unos espías pasan el tip y los indígenas abandonan el pueblo, que ya está desolado cuando llega sandoval. lo que ve sandoval es muy impresionante: “mucha sangre de los españoles que habian rociado con ella á sus ídolos: y también se halló dos caras que habían desollado, y adobado los cueros como de guantes, y las tenian con sus barbas puestas, y ofrecidas en unos de sus altares; y asimisno se halló quatro cueros de caballos curtidos muy bien aderezados que tenian sus pelos, y con sus herraduras, colgados y ofrecidos á sus ídolos en el su cu mayor... y tambien se halló en un mármol de una casa , adonde los tuviéron presos, escrito con carbones: aquí estuvo preso el sin ventura de juan yuste con otros muchos que traía en mi compañía...”
estamos al principio de febrero de 1521; ya cortés prepara el cerco final de tenochtitlan; han padecido, han gozado, han muerto o han sobrevivido. el soldado gonzalo de sandoval nunca lo sabrá pero acaso ha hallado en ese paisaje horrible, pestilente, algo precioso e inútil: el primer graffiti documentado, en español, de la historia de méxico. y un graffiti inaugural atribulado de dolor y de resignación: “aquí estuvo preso el sin ventura de juan yuste con otros muchos que traía en mi compañía”. ¿habrá anteriores? ojalá que no; o mejor: ojalá que sí y algún día, de casualidad como ahora, me lo encuentre.
[más apuntes para la historia del graffiti:
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