apuntes sobre “hamburger”


quién sabe a quién hay que darle la razón: mark morton escribe en su dictionary of food curiosities que el primer restaurante que sirvió hamburguesas fue delmonico’s, en 1834; colman andrews, el agudo historiador, que en ese mismo restaurante, pero en 1826: ninguno de los dos ha dado con la famosa carta del local, aunque uno de ellos se lanza a poner que se vendía a 10 centavos de dólar: carita pues. la aparición más vieja del ‘hamburg-steak’ está en el boston journal del 16 de febrero de 1884 y es una pieza algo triste: “we take a chicken and boil it. when it is cold we cut it up as they do meat to make hamburg steak”: tomamos un pollo y lo hervimos; cuando está frío lo cortamos como se corta la carne para el filete de hamburgo; en el walla walla union del 5 de enero de 1889 está esta frase vuelta palabrota: “you are asked if you will have ‘porkchopbeefsteakhamandegghamburgersteakorliverandbacon’”; en 1902 ya aparece en un artículo del volumen xxvi de la encyclopaedia britannica; para los años 30 ya se había abreviado, sencillamente, a burger, lo que permitió, primero, la creación de nuevas ‘burgers’: la nutburger, en 1934 (una hamburguesa con chispas de nuez); la chickenburger, en 1936; la cheeseburger, en 1938 (agregarle queso a la hamburguesa debe ser una de las grandes ideas del siglo xx); la porkburger, en 1939, y, después de dar la vuelta completa, la beefburger, en 1940 (hamburgers are out, beefburgers are in!, dijo por entonces la american speech, con una ironía que el tiempo iba a callarle); segundo, permitió una nota quejosa en un word studies de 1941, que incluyó ‘burger’ entre los ingredientes favoritos del “caldo de los cocineros de nuevas palabras”, junto con -krieg y -teria (qué güeva me dan los que creen que “el idioma está muriendo”, que el vocabulario “limitado” o “lleno de neologismos” o de “extranjerismos” es un signo del final de los tiempos o de una civilización o de un pueblo o...: puro bostezo); tercero, permitió el nacimiento de la ham-burger, que trae jamón… (salisbury steak es un nombre opcional para la hamburguesa, que nació hacia 1897, pero no pegó hasta la primera guerra, cuando algunos trataron de sustituir los nombres alemanes por ingleses: después perdió popularidad; lo mismo pasó con sauerkraut, que intentó cambiarse el 24 de abril de 1918 por el de liberty cabbage, y, hace como cuatro años, con el fiasco de las freedom fries, que, según una mamada que previsiblemente no llegó demasiado lejos, sustituiría a las french fries.)


hacia una historia del odio 0.2


mi amigo jaime, que me enseñó a blake, a catulo y a l.a. de villena cuando tenía yo como ocho pobres años, me mandó esto. lo copio acá para que no se me olvide.

Querido Alonso:
Al visitar tu blog (Antrobiótica. Por cierto, qué bueno es el de
Cinécdoque, uno de mis favoritos, tanto que ya es de visita obligada) estuve leyendo tus apuntes para una biografía del odio. ¿Me permites compartir contigo unos rápidos apuntes?
Van, pues.

1. Si se lee pictográficamente el caracter hèn vemos la imagen de un corazón violento. Esa violencia que se describe deriva del radical gèn: el hombre rudo (descortés, si pensamos en el libro de los ritos) que se voltea y mira en el ojo. Gèn es la raíz de uno de los Ocho Diagramas: el de la división, lo que separa. De aquí la imagen de violencia: una fuerza que separa y pone distancia. Esa fuerza, agazapada sin embargo en el caracter hèn, anima y retuerce el corazón. Y esa fuerza íntima adjetiva y objetiva la realidad: chôu hèn (el enemigo, lo odiado o la enemistad), por ejemplo, describe a la persona envenenada por la serpiente gèn. Leído pictográficamente, chôu hèn revela un objeto doblado hasta el límite. Aquí viene lo interesante: esa idea de una fuerza que somete algo, alguien, hasta el límite representa el número nueve. Como sabemos, nueve precede al diez. Es decir, esa fuerza que se aplica hasta el límite avanza hacia el diez, el cual se representa con el ideograma que indica las cuatro direcciones más el centro, la imagen de lo que es completo, la totalidad.

2. Los semitas no eran tan sutiles como los chinos. Sin embargo, aunque sus observaciones no son construcciones poéticas avasalladoras ni totalizantes como el ideograma hèn, nos legaron, para poco bien y mucho mal, el fundamento ético de nuestra idea de odio. La raíz sn' (sana') expresa esa moción íntima que llamamos mala voluntad y la idea de oposición. Esta raíz está emparentada con el nombre satán, que indica a un adversario, a quien tiene y gusta de mantener animosidad contra otro. No extraña que los traductores del Antiguo Testamento despachen el expediente con la palabra aborrecimiento y sólo opten por la literalidad del odio en abstracto. Así, la cifra del odio se compendia en el Génesis con el aborrecimiento del esposo a su compañera (mil años después San Pablo explicaría esto en Efesios 5:28), o en el de los hermanos de José por el amor que le profesa favoritamente el vejete de Jacob, o el de las naciones entre sí. En Levítico 19:17-18 se resuelve el asunto: odiar al otro equivale a un asesinato; quien ama al otro como a sí mismo cumple con la buena voluntad de Dios. De aquí deriva esa idea y valor normativo que opone al amor el odio (el amor une; el odio separa y distancia). (Hasta donde recuerdo, fue Shakespeare el primero que desafió esa idea: en Henry V dice que, contrario a la lectio legis, el miedo es lo que se opone a esa unión que supuestamente es el resultado de esa entrega confiada que suele nombrarse como amor. El odio es otra cosa, y Otelo no duda en caracterizarlo como tirano.) La historia de Caín seguirá siendo emblemática de todo el asunto. Todos los elementos del drama, con su exasperante ambigüedad, siguen vivos y desafiándonos (ahí están, por ejemplo, las semillas blakianas, rimbaudianas y baudelaireanas de Caín). Su lección: todo asesinato (odio) es un fratricidio, ¿es vigente? No fue -ni es- ningún escándalo que el pueblo elegido asegurara que el "odio santo" es voluntad divina, lo que le permitía sin mayor conflicto invadir, saquear y asesinar a los pueblos que no fueron elegidos. El tema fue debatido copiosamente. (En la literatura rabínica, en Las enseñanzas de los padres, se dice que un ojo envidioso, la inclinación al mal y el odio de los hombres excluyen a los hombres del mundo -es decir, del mundo venidero, el mesiánico.) Hebreos 11:4 reconduce la historia del nuevo pueblo elegido.

3. De haber prevalecido el legado de Grecia sobre este punto habríamos tenido, apuesto, otra manera de encarar el asunto. Al menos, en todo caso, más humana y sabia, reconociendo, con toda su complejidad, que es un drama inevitable. miséo expresa una aversión fuerte, de incontenible hostilidad, la cual puede convertirse en un deseo de hacer mal (kakía) o de poner a alguien en contra de otro (kako), y es de un sabor tan amargo (pikría) que envenena las palabras y hace proferir discursos llenos de resentimiento. Los autores trágicos, sobre todo Esquilo, se sintieron obligados a considerar si los dioses tienen que ver en tanto mal que aflige a los hombres (aunque ya Zeus se había lavado las manos en la Odisea de tales sospechas). A partir de dos conceptos, el de justicia y destino, reconstruyeron significativamente la historia de ese insecto que llamamos, con ellos, hombre. El antídoto a esas imágenes tan aterradoras y hermosísimas de las que seguimos nutriéndonos viene con los comediógrafos, con la invención social de la risa. (¿No fue Aristófanes el que aconsejó no fiarse de los dioses pues eran seres dados a pasiones nada respetables?). (Dos mil quinientos años después Stendhal dijo que un hombre demuestra su poder sobre otro cuando se ríe de él públicamente -"la risa es el último poder que le queda a un hombre sobre otro"-, haciendo hincapié en que esa risa tuviera la mayor apariencia posiblle de ser involuntaria.)

4. Consideremos por un momento que el odio es resultado, no el principio. Encontraremos a esa serpiente agazapada en el corazón. Podríamos llamarla, con Dante y Shakespeare, envidia. O injusticia, con los trágicos; o burla con los comediógrafos. (Pienso en esa imagen de Salieri envuelto en la penumbra de su palco mientras ve, en el sentido griego, el genio de Mozart, algo que nunca podrá ser él y que sin embargo es el primero en reconocer lo sobrehumano de esa obra, la cual lo reduce a él al tamaño de un miserable insecto.)

5. Confucio cifró la última etapa de su vida a partir de los 70 años. Dijo que entonces su corazón podía hacer libremente lo que deseaba y sin hacer el mal.

Un abrazo


“soneto” interruptus

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un jardín ovidiano y sumamente
kitsch silicón y un lago que es de agua
y celofán y junto al lago chío
entrenza con chaquira su cabello
y livier la acaricia y le unta cóperton
en la piel el sudor le huele a coco
sandrita en posición fetal no sabe
si entregarse a su sueño rosa fuscia
qué rico cuánta güeva y el calor
qué rico échame agüita o celofán
y cris moja la mano recargada
en una piedra de unicel entonces
llego yo e interrumpo y se dispersan
-------rebaño de cervatillos


collige, virgo

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1.
Al principio del siglo XVII, un buen poeta, que no quiso que su nombre perdurara, escribió este soneto y lo hizo circular entre la banda cachonda (o sea, medio mundo):

Tú, rabano piadoso, en este día
visopija serás en mi trabajo;
serás lugarteniente de un carajo,
mi marido serás, legumbre mía.
Un poquito más largo convenía,
mas no importa, que irás por el atajo.
Entra de punta y sácame de cuajo
las gotas que el que pudre me pedía.
Ya entraste, mas las hojas quedan fuera.
Pues ¿qué han hecho las hojas a mi papo,
que no han de entrar, si es él el que lo pierde?
Las hojas entren, y ojalá viniera
el ramal de fray Lucas, de solapo,
y diérase mi coño un gentil verde.

(“el que pudre”, dice Quevedo, llaman “al marido muerto”. Y darse un verde, además del obvio juego de palabras, es “holgarse en banquetes y placeres”.)

2.
Pero también en pintura comer es coger, y los vegetales son vergas paradas, vaginas, anos, tetas; higos, duraznos, melones, pomelos, calabazas, nabos nos miran en plan calenturiento desde óleos y frescos del tiempo –por decir uno; en realidad el asunto es una línea que recorre muchos siglos, tal vez todos– que arranca con Rafaello, nacido en 1483, y termina, maomeno, con Caravaggio, que murió en 1610. La fijación estaba en el aire: el buen Poggio Brancchiolini, en 1450, había reunido en su Facetiae los mejores chistes de su tiempo, muchos puerquísimos, algunos protagonizados por vegetales, y en el volumen III de su Phytognomica el dizque científico Giambattista della Porta ponderaba, con dibujitos y toda la cosa, la similitud de órganos humanos con ciertas especies botánicas. (En la doctrina de las signaturas herbalistas y estudiosos buscan señales, correspondencias, signatura rerum, entre las criaturas de Dios: rasgos que confirmen la eficacia de Su Creación.) Cosa sencilla, cosa natural, cosa sastre, que del hipererotizado circulito de Rafaello salieran las primeras naturalezas muertas calenturientas: entre las guirnaldas de flores y frutas que enmarcan los frescos clasiquísimos de Rafaello en la Loggia di Psyche en Villa Chigi, Giovanni da Udine logró colar, con ingenio eréctil, dice el biógrafo Vasari, “sobre la imagen voladora de Mercurio, un Príapo de calabaza con dos berenjenas por testículos; al lado pintó un racimo de higos, uno de los cuales, madurísimo y abierto, recibe la penetración de la calabaza... Pero ¿a qué seguir?” Vasari está encabronado: cuando escribió sus
Vite de’ più eccellenti architetti, pittori et scultori italiani, ya los detallitos así eran lugar común hasta en espacios sacros: por ejemplo, la Sala Paulina del Castel Sant’Angelo, que decoró Perino del Vaga, otro estudiante de Rafael. En el Véneto, Niccolò Frangipane, seguidor del Tiziano, se especializó en la pintura con comentario alburero: hay que ver el sátiro de su Alegoría de otoño, que con la izquierda masturba un meloncito que se abre deliciosamente y con la derecha le calcula la majestad a algo que parece una morcilla... Vincenzo Campi, de Cremona, agregó pescados y caza a la erótica mezcla, pero no le bajó en nada a la obviedad de las alusiones...

Pero la obra maestra del bodegón cachondo es la Naturaleza muerta con frutas, del
Caravaggio: dramática, significativa, oculta, agresiva: la componen melones, pomelos, calabazas, higos, ciruelas, peras, sandías, que sugieren tumefacciones sexuales o apertura a la penetración. También hablan de un erotismo ambiguo: las calabazas son penes sin dirección, penes dubitativos en espera de la acción de quien los mira, pero los duraznos de la canasta son nalgas masculinas tan deliciosas como los higos vaginales o el melón vulva que se abre ante nosotros. (Lo masculino de esas nalgas de melocotón no es puro capricho o antojo mío. El querido diccionario de Frolio, A Worlde of Wordes, de 1598, dice que pesca, durazno, es “also a yoong mans bum”, el culo de un muchacho, y en otro lado, dare le pesche, “to give ones taile, to consent to buggerie”:[1] dar las nalgas, aceptar la sodomía.) La Naturaleza muerta con frutas es la más exquisita madurez que alcanzó el subgénero: a lo demás, que puede parecer pueril, simplemente hay que acercársele con buen humor. Al óleo del Caravaggio hay que acercarse no con solemnidad o reverencia, sino con una erección firme o una humedad temblorosa, dispuestos a que nos disturben nuestros deseos.

3. Ritornello
Caravaggio y Frangipane y el Vaga y Rafael y el Campi y los viejos anónimos y los simbolistas y los modernistas y los surrealistas, todos pensando en la misma cosa: en llenar nuestros orificios con carne o vegetales, en abrir la boca o las piernas, en venirnos afuera o adentro, en que alguien se venga dentro o afuera de nosotros, por siempre jamás y en cualquier lado.

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[1] Nota: Un día habría que hacer la historia de la palabra bugger. Comenzaría con la nación búlgara hace muchos siglos y terminaría con el pequeño escándalo [clic, clic] que causó The Queen el año pasado, cuando a la encantadora queen Elizabeth se le jode la suspensión del Land Rover, se asoma bajo el auto y suelta un necesarísimo: oh bugger it!


solicito cuarenta y siete

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lo olvidó el policía del edifico. un gran poeta sabría cómo tratar estos datos:


¿de veras de veras es necesario un número para aviso de bomba? en fin, si preguntan por mi 47, diles que estoy en el 54.


covers


este post proviene de ernesto y andrea. es mucho menos un meme que un plagio. nomás se me antojó: una mini lista de covers preferidos. no están incluidos jazz standards –­se nos hizo demasiado llenar el post con versiones de, no sé, stardust– ni interpretaciones de “clásicos” –lo mismo con, digamos, el primer movimiento del trío 1 de brahms–; ni rolas ya posteadas aquí [the mercy seat de nico cuevas por johnny cash] o de plano que medio mundo tiene [whiskey in the jar]: lo demás, bienvenido. en todos los casos, los originales son infieles a estas versiones, que se pueden bajar con clic derecho, etc. va, pues.

candi stanton : in the ghetto elvis hizo famoso este rolón y nick cave se lo apropió después [clic derecho] pero ninguno de los dos, o de los otros que lo han intentado, alcanza lo tembloroso y conmovedor de la versión de la gran candi stanton. a mí, al menos dos veces [durante los primeros 10 segundos y luego en el minuto 1:12], me dan ganas de chillar.

elvis : are you lonesome tonight? ya que apareció este güey, su versión de la rola de lou handman [1926] es indeleble, la verdad. en la parte platicadita, azote de azotes del que el propio elvis iba a burlarse después [transformó el “do you look at your doorstep and wish i was there?” en “do you look at your bald head and wish you had hair?”], resuena shakespeare:

all the world’s a stage,
and all the men and women, meerely players;
they haue their exits and their entrances,
and one man in his time playes many parts,
his acts being seuen ages.

joe haywood : strong feeling esta sí está oscurona pero su potencia vale la pena: grabada en el 69, la voz del tal joe haywood –quién sabe quién será; no aparece ni en el bmi– raspa las entrañas y sus tambores acaban por demolerlas.

the duke spirit : 007 / shanty town acaba de salir en el ep covered in love. está limpia totalmente del sabroso tono de jamaiquinos cabrones pero en cambio ha ganado en capacidad hipnótica à la mazzy star.

the afghan whigs : miss world no no no: greg dulli coge una canción más o menos chida de hole, se va al infierno, alguien le arranca el corazón, se lo cambia por 300 gramos de heroína y regresa con este terrible ramo de flores podridas. cabroncísima.

bonustrack: rem : hope no es un cover o un remake: es una calca o un esténcil de la perfecta suzanne de l.cohen: se puede cantar sobre su música o a la inversa leer suzanne sobre la música de hope.


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