diciembre 1997


entonces voy caminando sobre missisippi o río rhin, hace como diez años, y voy extremadamente pedo. debe ser 1997 porque en el discman viene sonando (no me juzguen) el ok computer de radiohead. desde la calle de enfrente alguien me llama: “chavo!” (no estoy tan chavo pero bueh). “mande?”y dos mujeres que me parecen gravemente hermosas me dicen “ven ven”. voy, y me cuidan, y me dicen come algo, y les pregunto “por qué me cuidan?” y me dicen “qué importa?” y me llevan a un antro cuyo nombre ya no recuerdo (“el celular?”) y yo les digo: “nononono, déjenme cocinarles algo”, y ellas: “no mames, duérmete”, pero insisto y me dejan pasar a la cocina; nunca he visto una peor cocina pero hay seis huevos y sal y pimienta; cojo la sartén, abro el fuego y salen como quince cucarachas disparadas; les digo: no hay pedo. hago tres omelettes, los sirvo y luego se me olvida el resto de la noche. hace diez años que no me acordaba de esa noche y ahora que la tengo no sé qué hacer con ella.


más de juan yuste [graffiti 0.3]




regalos de lula 0.2


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the jimmy castor bunch: e-man groovin
[sobre todo por drácula. divertida y muy sabrosa]



undisputed truth: cosmic truth
[tan ácido como su portada]





diciembre 2007

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me imagino a julia: por ahí de agosto nos sentábamos en el piso, fumábamos y bebíamos vino en la mañana; su sonrisa era invencible. se levanta ahora, va a trabajar en domingo igual que yo, bebe cerveza en la condesa, toma un taxi y al llegar a su casa algo la distrae, un perro o cualquier cosa, y mejor se apura porque todo ese tramo es muy oscuro. me imagino a isabel: en septiembre regresó contentísima, con un guión ya listo y quién sabe cuántos gigas de fotos nuevas. luego algo adentro se le quebró. me llamó y no entendí nada, me llamaron del hospital y me llamó la familia. cuando la vi me impresionó: flaca, imposiblemente ojerosa y triste; me veía y lloraba. ahora no sé: vive en otra ciudad, se le olvidó la mitad de los últimos cuatro meses y el otro día me mandó un mensajito: “alonso no existe”. me imagino a pilar: la recuerdo abrazándome en mi casa o en la suya, o sonriendo interminablemente en la portales, pero también corriéndome o aventándome vino en la cara. ahora se levanta y ve los microsillones que compramos juntos, muertos de risa y medio borrachos; le estorban en su sala nueva y se pregunta cuándo carajos voy a ir por ellos. anoche fui solo a lampuga, pedí una botella de blanco y me puse a leer; no estaba triste ni contento sino cansado. siendo estrictos, todos los días se está acabando un año.


drunk, that's all 0.5. final

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la primera vez que me emborraché fue a los diez años con vino tinto en el dos puertas de san ángel. dicen que hablé muy alto y conté la mitad del doctor jekyll. a los doce empecé con la cerveza y probé mi primer whisky, que no me supo mal aunque me puso pendejísimo. luego chava y yo comenzamos a mezclar mota y ron: salíamos a andar en bicicleta y nos caíamos en cada esquina. en 1989 conocí a saít y nos hicimos cuates al instante. en su casa había un excelente bar con mesitas donde nos aplastábamos todos los días –yo, obvio, ya había mandado a la verga la escuela– y donde, una vez, en un ataque de sinceridad, me rapó para justificar oblicuamente la derrota sexual que era mi vida [y la suya también]. después se unieron el briaga, ariza, gerardo, mauricio y el chamuco, que agregó tachas a las mezclas usuales. para 1994 nos atascábamos de cualquier mierda: alcohol, “smart drinks”, mescalina, mota, chochos, tachas normales o naturistas, ácidos. al rato llegó mónica, que traía un grapón de coca bajo el brazo. a mí me gustaba con cerveza, al fin que todo termina sabiendo a aluminio. entonces sí la memoria y lo que quedaba del cerebro se fueron a la mierda: activo, heroína, noches que duran muchos días, amaneceres teporochos en el centro o en cualquier parte [en la placita de chueca, en madrid, la tira me despertó a patadas], acostones con quién sabe quién, vómito y olvido. siempre olvido: la vida que sucede como si no sucediera, la vida como jerga, historia apestosa que necesita que te la cuenten, improductiva e idiota, injustificada como todas las demás, ni más feliz ni más infeliz. y, digo, hablando en serio: ¿a quién carajos le importa?


antedating the oed


el oxford tiene como primera cita para “restaurant” esta de the prairie de j. fenimore cooper, 1827: “at the most renowned of the parisian restaurans”; luego una de n.p. willis de pencillings by the way, 1835, “a newly-painted and staring restaurant”. pero en la página 95 del segundo volumen de las napoleon anecdotes, illustrating the mental energy of the late emperor, 1823, está escrito este pasaje: “the happiest days of my life were from sixteen to twenty, during the semestres, when i used to go about, as i have told you i should wish to do, from one restaurant to another, living moderately, and having a lodging for which i paid three louis a month”. no sé si cuatro años sean muchos en las labores de antedating –es decir, localizar la aparición de palabras antes de la primera conocida– pero sí sirven para matar el tedio de lunes en la mañana.


para una historia del graffiti 0.2


en el capítulo cxl de la historia verdadera de la conquista de la nueva españa, que relata “cómo fue gonzalo de sandoval á tlascala por la madera de los bergantines, y lo que más en el camino hizo en un pueblo, que le pusimos por nombre el pueblo morisco”, cortés, en su vuelta vengativa sobre tenochtitlan, manda a sandoval a tezcuco por madera para construir un cerco y le pide que pase por un pueblo –“que en nuestra lengua le pusimos morisco”–, donde habían muerto cuarenta y tantos españoles, y que no “dexase aquel pueblo sin buen castigo”. pero unos espías pasan el tip y los indígenas abandonan el pueblo, que ya está desolado cuando llega sandoval. lo que ve sandoval es muy impresionante: “mucha sangre de los españoles que habian rociado con ella á sus ídolos: y también se halló dos caras que habían desollado, y adobado los cueros como de guantes, y las tenian con sus barbas puestas, y ofrecidas en unos de sus altares; y asimisno se halló quatro cueros de caballos curtidos muy bien aderezados que tenian sus pelos, y con sus herraduras, colgados y ofrecidos á sus ídolos en el su cu mayor... y tambien se halló en un mármol de una casa , adonde los tuviéron presos, escrito con carbones: aquí estuvo preso el sin ventura de juan yuste con otros muchos que traía en mi compañía...”

estamos al principio de febrero de 1521; ya cortés prepara el cerco final de tenochtitlan; han padecido, han gozado, han muerto o han sobrevivido. el soldado gonzalo de sandoval nunca lo sabrá pero acaso ha hallado en ese paisaje horrible, pestilente, algo precioso e inútil: el primer graffiti documentado, en español, de la historia de méxico. y un graffiti inaugural atribulado de dolor y de resignación: “aquí estuvo preso el sin ventura de juan yuste con otros muchos que traía en mi compañía”. ¿habrá anteriores? ojalá que no; o mejor: ojalá que sí y algún día, de casualidad como ahora, me lo encuentre.

[más apuntes para la historia del graffiti: clic.]


a yoong mans bum

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hoy en la jornada apareció una nota sobre el ano del cerdo que, según wikipedia, en materia de carnitas se llama eufemística y encantadoramente ‘manzana’. en algún punto la nota decía esto:


tal vez habría sido preferible llamar al ano ‘melocotón’, que es más dulce y, como puede comprobar cualquiera que revise ciertos cachondos bodegones renacentistas o la foto que acompaña esta nota, decididamente anal; en inglés peach puede ser a particularly fine or desirable person or thing y en italiano pesca significó, según frolio, culo de muchacho.


tristemente, los editores no publicaron la “foto que acompaña esta nota” sino una de torta ahogada de carnitas. para que se entienda la analidad del melocotón, he aquí la foto verdadera:



sobre victoria

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el discurso final de anton ego en ratatouille va así:
de muchas maneras, la labor del crítico es sencilla: arriesgamos muy poco pero gozamos de un lugar por encima de quienes ofrecen su trabajo y su persona a nuestro juicio. nos solazamos en la crítica negativa porque es divertida de escribir y de leer. pero la verdad, agria, es que en la gran máquina del mundo una bazofia cualquiera tiene más sentido que la página en que la llamamos bazofia. hay veces, sin embargo, en que el crítico de veras se arriesga: esto es, en el descubrimiento y defensa de lo nuevo. ayer me sucedió algo nuevo: una comida extraordinaria de una fuente por completo inesperada. decir que la comida y su autor han retado mis prejuicios es decir nada: me han sacudido hasta el fondo... antes me he burlado de la idea de que cualquiera puede cocinar pero después de ayer la he comprendido: no cualquiera puede ser un gran artista, pero un gran artista puede surgir en cualquier parte. es difícil imaginar un origen más humilde que el del genio que sirve tacos de chorizo, de obispo (estómago de borrego embutido) y queso de puerco en la esquina de lópez y victoria, en el centro, en el puesto que se llama sencillamente el taco de toluca, pero, en la opinión de este crítico, es uno de los grandes cocineros de méxico. volveré ahí: lleno de hambre y de esperanza.



¿el mejor queso de puerco de méxico?


  • EL PROFILE (COMPLETO)
    BREVE MANIFIESTO ANTROBIÓTICO

    THE SPECTATOR

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    DANZA CON LOBOS

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    ERECCIONES Y HUMEDADES LAS QUEJAS DEL JOVEN WERTHER PURA POESÍA TRADUCIR/SER OTRO DRUNK, THAT'S ALL GLOTONERÍAS ANYBODY FANCY A LINE? LA LISTA ANTROBIÓTICA

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