manifiesto antrobiótico
spat Monday, August 29, 2005 by alonso ruvalcaba | mándalo por mail 
Hacia el final del capítulo ‘The Elizabethan sonnet vogue and Spenser’, en el agradabilísimo The development of the sonnet de Michael Spiller, está un párrafo que, si los astros se alinean, bien puede ser una declaración (y, de paso, una solicitud) de principios de este blog. Ai va: A los Amoretti de Spenser nos podemos aproximar como a una conversación en una cena refinada. En ambos hay hablantes y escuchas, y ninguna voz puede hablar demasiado tiempo. En ambos hay un rango permisible de tipos de discurso: uno no puede, por ejemplo, ser demasiado instruido o demasiado profesional, ni habría de ser demasiado burdo. Se aprecia mucho decir una cosa bien o ingeniosamente, aunque no sea original del hablante; se permiten confesiones íntimas, pero en no excesiva latitud. Se espera cierto grado de alusión cultural. También hay un rango de tácticas: se pueden contar anécdotas (con brevedad) o chistes; se puede filosofar, moralizar; se puede ser satírico o rememorar; se puede, incluso, ser apasionadamente serio respecto de un asunto caro al corazón de uno –pero no demasiado tiempo. Y constantemente, tanto en el soneto isabelino como en la charla de sobremesa, uno está desempeñándose para un público, entrando y saliendo de una serie de poses, y observando la propia ejecución mientras la realiza (acaso con el agregado de alguna acotación metaconversacional irónica). La meta no es decir la verdad sino ser encantador: sobre todas las cosas, se pide hablar bien.