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spat Wednesday, December 28, 2005 by alonso ruvalcaba. 
Why, you’re only a sort of thing in his dream!
Carroll, Through the looking-glass, IV
Omnia plena illius
En la Orientalistischen Literatur Zeitung del segundo semestre de 1906 que encontré en casa de ese como tío que es Vicente Quirarte leí, hace años, a Leopold Messerschmidt, célebre por descifrar la palabra “ciudad” en las tablas de Tell El-Amarna, confesar en un acto contrito de su artículo Zur Technick des Tontafelschreibens que nada hubiera logrado sin la ayuda del poeta galés –gran poeta, según su propio adjetivo– Alyn Lowdersome, quien se unió (sigue el buen Leopold) a la primera expedición de Hugo Winckler a aquella ciudad en el último cuarto del siglo XIX. Lo extraño es que en ninguna de las bitácoras de Winckler se menciona a este poeta, filólogo y descifrador. Fácticamente, de aquella expedición sólo Anton Moortgat parece recordarlo –Die Hethiter (Berlín, 1948)– y apenas para propalar algunos denuestos nada urbanos: plagiario, alucinado, hasta tontito. El artículo de la Wikipedia también se ve paupérrimo.
Estos detalles me ocurren porque el amabilísimo Michael Quinion, lexicógrafo voluntario del Oxford y autor de World Wide Words, me envió por paquetería una fotocopia de un ejemplar la vieja revista literaria irlandesa Eyes on Earth (agosto, 1896), y entre los poetas antologados ahí (póstumamente) está el inasible Lowdersome. Cuyos encontramos algunos datos biográficos y siete poemas: leía dieciséis idiomas; trasladó el Mantiq al-Tayr; pasó su infancia en El Cairo; sólo escribió dieciséis poemas (“de irregular extensión” dice el anónimo colaborador) y los únicos publicados (“hasta el momento”) eran los siete de Eyes on Earth que, por cierto, aparecieron con una infiel traducción al inglés que el propio Lowdersome había traspapelado. Interminablemente más extraña es esta revelación: “Lowdersome ejercía a la vez el cristianismo, el hinduismo [nota 1: en el Bhagavad Gita leemos, por ejemplo: Soy el fuego sagrado y la ofrenda que se hace en ese fuego (IX, 16); en mi opinión, los últimos poemas del lector de sánscrito Lowdersome, como se verá, serían impensables sin ese texto], la fe del Islam y el culto celta de los árboles.” [nota 2: Acaso como un oportunista que se congratula con los diversos creadores; acaso como un avaro al que un solo dios le parecía algo pobre; acaso porque pensó: Si Dios está en todas las cosas, también estará en todos los dioses; todos los dioses son atributos Suyos; sólo adorándolos se adora a Dios, el Verdadero.] Nada apuntan sobre la expedición a la ciudad hitita, ni para bien ni para mal. Se suicidó el primero de abril de 1894, día de su quincuagésimo cumpleaños.
Y ya. Sin otro comentario, mientras trabajo en los otros seis poemas, he aquí en un español menesteroso, que nunca alcanzará la ominosa sonoridad de los ásperos versos galeses, el último y más breve de los que escribió, el más semejante a algunos poemas arbolados que Graves recoge en The White Goddess, el
Poema XIV
Antes que hubiera sol y que hubiese agua
Miraba ya la Nada desde lo Alto.
Fui viejo en la tutela de Hattusil;
Lluvia fui, mojé cien veces Carquemis.
Fui el cíclope, y quien dio al cíclope muerte,
La lanza que cruza el aire, y la frente,
Y el ojo que ve el cielo por vez última.
Escribí Venerable antes de Beda,
Y era yo cada letra y la Palabra:
El Grabador, también la roca negra.
Soy el viento, el árbol que resiste
Y dos hojas que rozarán la hierba.
¿No fui creado del rabioso Almendro
En la distante víspera del Tiempo?
Soy el Tártaro, quienes lo han poblado;
Si mil batallas hubo, se libraron
En mi Nombre: sí, fui yo la desnuda
Espada, mas también el bravo escudo,
Y el pecho desgarrado y la final
Gota de sangre. Los ojos cerrados.
Acaso soy cada hombre que ha perdido. Postdata del 28 de diciembre de 2005. Algunas oscuridades de este texto, ante ciertos ojos eruditos, lo han acusado de central falsedad. Al dueño de esos ojos le pregunto: ¿es más real una caricia que el recuerdo de la mano ansiada? Si en un sueño te abandonan, ¿no conoces ya lo que Wilde llamó el sentido y la belleza del dolor?
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spat Saturday, December 24, 2005 by alonso ruvalcaba. 

Santa Clos es Dios: no sólo me trajo una loción y una máquina de escribir Olivetti de las viejitas sino que incluyó el alucinante Power Text Translator & Generator 2.06 de Microsoft que, si todo va bien, me ayudará a terminar en julio de 2006 la maestría (a distancia) en filología comparada de la Complutense. Para ponerlo a prueba, decidí comenzar con algo fácil e interminablemente reconocible; el Hombres necios de la hermanita Juana de Asuaje. Introduje el principio en el espacio OV (original version),
Hombres necios que acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la ocasión
de lo mismo que culpáis, clic en translate [spanish to english] y he aquí el fidelísimo resultado: Foolish men who you blame the woman without reason, without seeing that you are the occasion of just like you blame. Para entender bien a bien qué me quiso decir el PT&TG con esa sintaxis entre miltoniana y spencerita, le pedí que, si era tan amable, me devolviera su traductio al español; hela aquí: Hombres idiotas que culpó
a mujer sin razón,
sin ver que usted es la ocasión
de justo como usted culpa y me gustó muchísimo su capacidad para multiplicar sujetos, cambiar de registro hacia la formalidad (ese usted es sensacional) y hasta de considerar el conteo octosilábico en el último verso: De justo como usted culpa. ¿Si le entró a los griegos, a los latinos, a los negro spirituals y a los españoles, por qué diablos Yourcenar nunca tradujo a sor Juana? El PT&TG resuelve el problema:Hommes absurdes que Vous avez blâmés
à la femme sans raison,
sans voir que vous êtes l’occasion
de la Droite comme vous blâmez,y cambia, deliciosamente, los sujetos de la culpa: aquí son los hommes absurdes (¡cuánto Cioran, cuánto Camus hay en ese adjetivo!) los culpados (blâmés) por un Usted con mayúsculas. ¿Quién puede ser ese Usted? Dios, el Vacío, le Néant... ¿Y qué tal ese extrañísimo viraje: vous êtes l'occasion / de la Droite? Así, de plano: “Usted tiene la culpa de la Derecha.” (Monsieur le ministre Sarkozy sonríe desde su oficina.)
El translator hace todo. Incluso le puedes pedir (por decir algo) que te vuelva cualquier texto cockney (el dialecto de Londres), como el Hombres necios que él mismo había generado. Esto me devolvió: Foolish men, right, 'oo blame the bloody bint wivout reason, wivout seein' that yor the occasion of wot yer blame.O que lo transforme en jive (dice el OED: A variety of American English associated with the Harlem area of New York):
Ya foolish dudes who blame
honky chicks widout reason,
widout seein’ dat ya’ is de occasion
uh whut ya’ blame.
Yendo más lejos, el PT&TG “generó”, con un clic y un par de datos, un largo ensayo posmo de crítica (¡con cuerpo bibliográfico!) que usaré en el próximo fin de semestre. Empieza así:
Father Núñez, the best critic and prime tutor of Juana de Asuaje, uses the term “materia de este enojo” to denote the role of the participant as artist. Let us look into it: the subject of Hombres necios is contextualised into a poststructural desituationism that includes narrativity as a totality. Thus, in Hombres necios, Juana affirms a new, revitalised nihilism...
Que ni qué: el Power Text Translator & Generator 2.06 de Microsoft ha enriquecido mediante una técnica nueva el arte elemental de la lectura. Esa técnica puebla de aventura los libros más de güeva. Leer a Sor Juana como si fuera una musulmana de les banlieues de París, tratar de entender a un Borges oscuro y enteramente cockney, ¿no es una suficiente renovación de esos tenues avisos espirituales?
ps. La Complutense acepta la traducción de un volumen (con notas) como tesis de maestría. Joyce, ai te voy.
actualización bailicaliente. Hay novedad de los cochinitos: para la cerradera de año, para quienes se revienten el hígado y la nariz el treinta en Motolinía, para los que no, para quienes estudian inglesas, y sobre todo para los que no. Para Rochillito, Rovanpera, Davidson, Tlacuiloco, Tonatiuh, Charp, Tormentas, Guhz, Manuelito, Adictum (que tomó la foto) y para los que se nos olviden. Es la dawn song (el alba) de Shakespeare pero con una variante: Julieta nació hacia 1925 en una familia redneck hiperprotestante de Tucson, Arizona, y al pobre Romeo lo dejaron por esa misma fecha en un orfanato cockney y apestoso de Whitechapel, Londres. Clic y adiós.
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spat Sunday, December 04, 2005 by alonso ruvalcaba. 
I have travel’d a long way merely to look on you to touch you
Walt Whitman, Out of the rolling ocean, 3
En el principio de la Vita Nuova se lee que alguna
vez enumeró en una epístola sesenta nombres de mujer
para deslizar entre ellos, secreto, el nombre de Beatriz.
J.L. Borges, Nueve ensayos dantescos, p. 158
Mayo
No importa tanto que hoy no estés conmigo
porque el aire, el mar, el sol y la lluvia,
el mundo todo, saben que tú existes,
o mejor, que ellos son para que existas;
que sería extraño que no fueras tú
la sorprendente meta de la Historia,
la milagrosa conclusión de todo;
de las bibliotecas y los eclipses,
de los ojos que se han demorado en el río,
en las rocas, en la espuma y en los peces,
de las palabras lentas del latín,
de las olas que han alcanzado una orilla,
de todas las partes y los progresos del alma,
de los ladridos y los llantos de los perros,
de las páginas felices de Shakespeare.
No importa tanto, pues, estar solo
porque yo sé, infinitamente,
que de acercar mi oído al pavimento
reconocería tus pasos y saludaría
por ti, otra vez, los trabajos de Dios,
de la Naturaleza y de los Hombres.
Junio
13 de junio del 97.
Sobre mi mano extendida,
sobre la palma de mi mano izquierda,
hay un trébol.
Tiene tres hojas. Su verdor es conveniente
pero no me recuerda los inasibles
ojos de una mujer que he amado
ni una laguna visitada en la infancia;
extrañamente, pienso ahora en John Donne,
que se propuso censar,
en un poema,
los infinitos progresos de un alma
y que afirmó —con imposible ánimo hindú—
que esa alma fue una emperatriz, un pez
escamoso, un árbol y una rama en un árbol.
Pienso en todas las cosas, las innombrables cosas
que ha sido este trébol; acaso fue un guerrero,
acaso una hormiga laboriosa; en sus posibles pasados;
en todas las cosas que el trébol ignora y que yo ignoro,
y pienso también en el triste y elevado destino de la Historia,
cuyo fin puede ser una hoja en la palma de una mano,
y en el no menos triste destino de un trébol,
cuyo fin puede ser un poema inútil
que los hombres, con justicia, regalarán al olvido.
Pienso esas cosas y sin querer, casi sin percatarme,
cierro la mano.
Julio
Hoy, la acción mínima de oler mis dedos
tiene el peso de la historia y de las cosas:
las ruinas en montañas y en la selva,
las ciudades olvidadas que pisamos;
los cascos de hombres que están muertos;
de murallas, de mapas y de ríos,
de duros versos en latín,
de los amados tercetos de la Commedia.
Todo eso, pero tiene asimismo el peso
de cada cosa que yo he visto;
cada forma y sensación que he descubierto:
el hermoso color de la madera,
la forma del círculo y del vaso,
el roce horrible de las piedras en mi cara;
el sabor de la uva y la respiración tierna de los perros;
el sonido que hace la gente cuando llora
y lo oculta, el tacto de otros dedos en mis piernas.
Hoy, si oliera mis dedos,
mi pasado, doloroso y feliz como el de todos,
regresaría hasta mí como avalancha
porque huelo a ti pero estoy solo.Agosto
Hoy por la mañana fuiste a un volcán.
Sé con quién, aunque prefiero no mentarlo;
sin duda habrás visto la antigua nieve,
que no es otra que aquella que dejaron los daneses
cuando vinieron a conquistar Inglaterra.
Seguro sentiste frío, el mismo frío
que yo sentí una tarde del cálido agosto
de mil novecientos setenta y tres.
Es imposible que no te hayas tendido,
cobijada, sobre las piedras, que antiguos hombres
usaron para el escarnio, y que en mí,
de niño, dejaron esta cicatriz
que tantas veces te ha sorprendido.
Si regresas, no podrás negar que estuviste
frente al fuego, ese fuego que yo puedo encender
con un movimiento de la mano pero que a ustedes
les habrá costado toda una tarde:
una tarde hermosa en las faldas de un volcán,
el volcán que puedo ver desde mi casa,
un volcán sobre el que no pasa el tiempo
porque ni tú ni yo lo veremos cambiar nunca,
como a la Historia o a la carga de los siglos,como al Universo, gigantesco y sin sentido.