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spat Monday, June 11, 2007 by alonso ruvalcaba. 

...pero ni todas las drinking songs del mundo nos prepararon para josé alfredo el domingo pasado, perseguido por las esquinas del centro. tú les tomabas fotos a los letreros de las calles, a los focos, a tu reflejo en los charcos de la ciudad nublada. (yo no me acuerdo qué hacía; verte, supongo.) lo hallamos en la ciudad de león, en el eje central a la altura de garibaldi, bajo la forma de una rocola inagotable. lentamente, como una inyección de veneno espesísimo, se nos fue metiendo en el cerebro. “tómate esta botella conmigo y en el último trago me besas: esperemos que no haya testigos, por si acaso te diera vergüenza”; o: “se me doblan las piernas de sueño, dame pues otra mugre botella, pero dime que tú eres su dueño y brindemos contentos por ella”; o: “esta noche le doy serenata, no me importa perder o ganar, esta noche le canto a la ingrata tres canciones que l’hagan llorar: si me matan al pie de su reja a lo macho me harían un favor”. eso no es poesía, pensamos, y teníamos razón: es otra cosa, más inmediata, más ronca y más pobre. regresamos andando a la casa, que nos pareció lejísimos; al llegar nos echamos en el suelo –“no me digas que voy a perderte, no me quieras matar, corazón” me sonaba en la cabeza–, íbamos a hacer el amor, supongo, pero al final nos arrepentimos. tomaste un par de fotos más pero salimos borrosos o viendo hacia otro lado. como los dos sabemos, el corazón es una jerga jodida y apestosa que debemos lavar con alcohol.
spat Wednesday, June 06, 2007 by alonso ruvalcaba. 
“a los diez años había aventurado una ‘cita’. llevó a mónica al bella época a ver más corazón que odio de john ford, una película que ninguna mujer, de diez, veinte o treinta años, podría disfrutar. él, al día siguiente, se masturbaba pensando en mónica, en natalie wood e incluso en john wayne. ese chico, a qué negarlo, estaba relacionado con el adulto devorado por el deseo en que luego se convirtió. había tenido una infancia penosa y una adolescencia muy por debajo de ese digno adjetivo. pero, seamos francos, a los treinta y tres años todavía estaba lejos de la muerte. ¿qué le quedaba por vivir? quizás algunas mamadas por las que, bien lo sabía, pagaría cada vez con más facilidad. una vida así deja poco espacio para el recuerdo. a medida que sus erecciones se volvían más difíciles y cortas, alonso empezó a dejarse vencer por un alivio decididamente cómodo.”
spat Tuesday, June 05, 2007 by alonso ruvalcaba. 
“al despertar, luego de una noche de alcohol y muchas drogas, alonso ruvalcaba se halló en cama convertido en un espantoso insecto.”