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spat Monday, December 18, 2006 by alonso ruvalcaba. 
La barra de los queridos Portales ahí en Bolívar es uno de los mejores lugares para gastar el domingo por la tarde. Ayer, ante esa barra, junto a mí una suerte de armario humano bebía rones y hablaba por tres o cuatro teléfonos celulares (no al mismo tiempo, se entiende). Dejaba mensajes ominosos: “Mira, pendejo, ya contéstame o no te la vas a acabar.” Me cayó bien. Empezamos a hablar; en algún punto me dijo que él “perseguía violines, esos ojetes”, que en un tiempo estuvo con su comandante (ya se me olvidó el nombre pero si me acordara me temblaría un poco la mano antes de repetirlo) en Chiapas y en Guerrero pero que allá había “mucha muerte”, que prefería la ciudad de México porque aquí podía dejar en paz ladrones y traficantes en grande o en cortito (“allá ellos” dijo) y dedicarse a buscar violadores, repetir sus nombres falsos, tirar la puerta del cuarto de hotel apestoso, agarrarlos y enfrentarlos con su suerte…
-----Se detuvo y volvió a marcar. Alguien, imposiblemente, le contestó. “Mira, hijodetuputamadre, voy por mi dinero… No me importa… Que no me importa, pendejo. Voy para allá. Si te mueves ya sabes.” Me miró y me dijo: “Horita regreso. Tómate otra y espérame, ¿no?” “Seguro, aquí nos vemos.” Pensé, claro, en el lamentable destino del pobre diablo que le debía lana a aquel judicial gigantesco, con una cicatriz viscosa en la barbilla que, supongo, no se hizo de niño en un columpio, y que iba, además, con al menos siete cubitas encima. Pagué y me largué, obvio, para dejar que el mundo se acabara por su lado.
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spat Monday, December 11, 2006 by alonso ruvalcaba. 
sucede que esperándote en la mesa,
doliéndome los 900 golpes
–
menú degustación en plan sinfónico:
foie gras, atún, magret au mole xico,
los aires, las espumas, las
esferas,
los postres que te explotan en el plato,
petits-fours como notas musicales–:
te paras y regresas, vas al baño,
le haces caras al plato de los quesos,
de nuevo tu teléfono y sonríes:
“espérame tantito, voy al baño”...
Si tuviera los güevos de botarte,
ai pagas tú la cuenta y hasta nunca.
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spat Thursday, December 07, 2006 by alonso ruvalcaba. 
frente al fuego, el incendio, bajo el humo,
los venados saltaban como hojas
llevadas por un viento:
yo pensé en otras vidas más pequeñas
perdidas en el fuego, en el incendio.
La Belleza es así:
el incendio era bello
y bello era el horror de los venados.
Y al volver por las negras
colinas, ido el fuego,
un águila miraba desde un pino
[o el cadáver de un pino],
glotona e insolente:
el fuego su ojeador para la caza,
por capa las silentes tormentas de sus hombros,
el cielo azul impío,
las colinas un negro sin piedad,
y el ave soñolienta retozando
con plumas color sombra en medio d’ellos.
Y yo pensé, completa, dolorosa-
mente: si la catástrofe, el desastre
m’enviaron de los cielos esta águila,
entonces el desastre o la catástrofe
son cosas más hermosas
-------------------------que la inútil
--------------------------------------piedad